Covid 19: preguntas incómodas, respuestas arriesgadas

De todos los problemas sanitarios que he conocido en el mundo de la comunicación médica (y sigo aprendiendo), jamás hubiera pensado que el COVID 19 nos hubiera cogido por sorpresa.

Hemos vivido el VIH durante años intentando reducir la carga viral a niveles indetectables y pensábamos que nada peor podría suceder.

Nos hemos acostumbrado al cáncer, a la ELA, a las enfermedades neurodegenerativas con resignación. Hemos visto intoxicaciones masivas, brotes epidémicos, el fantasma del Ébola.

Convivimos con ello, pero nunca sospechamos que nos harían pedazos el nivel de flotación.

Este virus ha entrado con una guerra relámpago destrozando cualquier posibilidad de reacción inmediata. Los países que han podido poner sus murallas a punto lo han hecho. Sin embargo, España e Italia han caído y ahora resisten en la fase de la meseta de la curva.

El espanto y la desgracia de las muertes diarias y los dramas familiares no son un programa de televisión. Es una guerra nuclear, directa al eje más vulnerable del sistema sanitario y endiabladamente cambiante.

Cuando parecía atacar selectivamente, resulta que se ceba en toda la población general.

Sin perspectiva, es difícil todavía hacer valoraciones objetivas, pero hay interrogantes que plantearse.

  1. ¿Un virus «espontáneo» puede desencadenar su acción masivamente de un modo encapsulado en una supuesta gripe  y «engañando» al organismo, provocando el desconcierto terapéutico sin distinción de edad u otros factores en pleno siglo XXI?

2. ¿Cómo es posible que su diseño, sí , su diseño,- no parece  «natural»-  sea tan conocido de un día para otro y se anuncien vacunas?

3. ¿Cómo ha sido posible que en el minuto uno de la infección la OMS no tuviera la autoridad suficiente para obligar al cierre de fronteras? ¿Debe replantarse su poder coercitivo?

4. ¿Existe un  desconocimiento total de la Administración del Estado de los recursos de ucis y de detección precoz con PCR en España?

5. ¿Mantenemos un sistema sanitario con sistemas de vigilancia epidemiológicos lentos y descoordinados entre sí?

6. ¿La intervención del Gobierno ha sido muy lenta y sin capacidad de actuar con eficacia y rapidez? ¿Son sus gestores ineptos?

7. ¿Por qué  numerosos comercios asiáticos y de restauración cerraron «por vacaciones» al declararse el brote en China, mientras que el resto siguieron activos en España?

8. ¿Por qué nadie ha coordinado el traslado de los pacientes más mayores a ucis con recursos entre comunidades autónomas?

9. ¿Por qué se lanzó a los sanitarios sin protección a esta guerra sin medios sabiendo que es la primera linea de fuego?

10. ¿Por qué España no tiene una industria sanitaria capaz de abastecer al país en momentos críticos?

11. ¿Por qué al frente de la crisis sanitaria más grave de nuestra historia moderna sigue al frente un gabinete político y no un comité de crisis?

12. ¿Por qué no se actuó sobre  los grupos de máximo riesgo de transmisión cribando selectivamente con test en una primera fase?

13. ¿Quien paga los platos rotos? ¿El país que provoca el inicio de la transmisión de la infección o los que no supieron actuar a tiempo?

14. ¿Cómo será la prevención de pandemias a partir de ahora? ¿Es mejor pasar página y dejar que los riesgos continúen?

Toda crisis lleva a cometer errores. Esperemos que estas preguntas puedan servir para no perpetuar los actuales.

Como testimonio más cualificado aconsejo las declaraciones de Montagnier: El virus fue diseñado.

 

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