¿Está la información de España en manos de pirómanos?

Asistimos en el escenario mediático a una explosión de mensajes en los medios cuyo objetivo parece más enfocado a justificar opciones políticas que a describir la realidad. La función interpretativa se confunde con la redaccional informativa, provocando una distorsión de la verdad y una falsa percepción de los hechos por parte del receptor. Es especialmente evidente que el poder político conoce los efectos de los Mass Media en una sociedad del conocimiento y los utiliza de modo experto.

Sin ir más lejos, los servicios informativos de La Sexta, o de TV3, emiten continuamente coberturas de la realidad política de Cataluña con sintonías de fondo propias de las películas de suspense y acción.

Los reporteros desplazados emplean un tono de voz alarmista y dramático como si se estuviera produciendo un acontecimiento de alcance mundial, en algunos casos puede que justificado, pero la mayoría de veces sin necesidad.

Buscan incansablemente las imágenes más provocativas sin darse cuenta que incitan a la radicalización de las ideas en la opinión pública. El viejo sofisma de tomar la parte por el todo. Igualmente se pone bajo palio a voces rocambolescas y sin ninguna autoridad o representatividad social (Stoichkov). Su punto de vista solo contribuye a simplificar y devaluar el debate mediático.

Capítulo aparte merecen los debates. En ocasiones, especialmente en los canales públicos y privados de TV y radio, los tertulianos de una opción se encuentran en minoría frente a otros: el tonto útil.

Incluso, en tiempo de emisión se decanta el favoritismo a una de las tendencias. Basta escuchar Catalunya Radio, de la Generalitat de Catalunya, o la misma COPE, en este caso privada, pero con participación de organizaciones como la misma Conferencia Episcopal.

¿Sensacionalismo?

En la prensa escrita hay una continua editorialización de las informaciones, y en algunos casos, se orientan a la justificación de las posturas políticas.

El «avestrucismo» también es clamoroso. El diario Avui, de patrimonio público,  silenció la manifestación multitudinaria del día ocho de octubre en Barcelona. La cobertura del evento fue la más extensa realizada por los medios hasta la fecha.

Inacabables serían los ejemplos de tuits, post y muros de Facebook donde se redistribuyen imágenes sesgadas o montajes, así como comentarios de falsas identidades. Aún es pronto para reunir una muestra de análisis, pero nunca antes había caído tan bajo la objetividad del periodismo en España. Los reportajes serios y contrastados de unos medios son menospreciados por los otros de la competencia. Columnistas históricos se encienden en el insulto y la falta de respeto con sus colegas. Tuiteros de reconocido prestigio, pero hoy a sueldo, se enzarzan en combates dialécticos diarios sin ninguna aportación a la construcción de una información profesional.

Da la sensación de que algunos han logrado que se desnaturalice la sensatez en la comunicación y contagian esa descomposición irracional al entendimiento de la audiencia. Un perfecto discurso del odio.

El resultado es una psicosis social generada por hiperinformación manipulada, en clave narrativa y ficticia. Algo tiene en común con la Guerra de los Mundos de H.G. Wells.

Y en medio de todo este panorama, políticos como Pablo Iglesias protagonizan y producen sus propios programas de televisión, adornándose de una supuesta credibilidad y emulando un reportero profesional.

Cabe esperar que los propios responsables de la rigurosidad y la ética informativa emerjan de su letargo, o iremos a una polarización absurda durante semanas o meses, solo por justificar la última subvención recibida del Gobierno de turno, o anunciantes que piden más que un impacto publicitario en los espacios informativos.

Reporteros sin Fronteras ha dado la alarma por la persecución desde el aparato propagandista de la Generalitat, o por su lado el Colegio de Periodistas de Cataluña por la intromisión policial.

Atentos a sus pantallas y no caigan en ese barro. Creo que el sentido común del lector prevalecerá sobre el vicio del relato surrealista y castigará finalmente al embaucador.

Lo necesitamos.

Sequía, apps y libertad

Es una aldea, una más que se difumina entre los profundos llanos y eras de nuestra piel de toro. Reposo frente a un pozón de la dehesa, con el agua de tintes férreos y el pasto ya amarillo.

Un paisano viene de dar de comer a una piara de pata negra.

Le pregunto por el wifi, por la cobertura, por los trámites del ayuntamiento. Me ofrece la yegüa por 600 euros, no la puede mantener y va para el matadero. Mientras la cuba se llena y arranca el tractor dirección al establo, responde: «To eso lo sabe mi hijo«.

Profundos estudios sobre las funcionalidades de las webs de Extremadura (EPI)  dicen que por ahí la cosa digital  está por hacer, muy cierto.

Pero es más verdad que de lo que la gente vive en tierras de España es de llover, no de que instalen una antena.

La sequía no la arregla internet, ni la comunicación. Quizás un trasvase, pero aún así.

En la misma aldea de la que hablamos no existe la prensa del día – perdón, sí, la del anterior-.

Cuando «el» diario acierte el tiempo de la comarca seguramente Paco, el del ultramarinos, invitará a una ronda de vino de pitarra.

Apunte del último congreso de la Sociedad Española de Periodística en Elche. Sabias fueron las palabras de Lucy Küng, del Oxford-Reuters Institute for the Study of Journalism: no enamorarse de las shiny new things.

(Más del recomendable Congreso)

Creo entender que detrás del artificio y la última virguería desarollada en Java tiene que haber organización, estructura, entidad, viabilidad empresarial, contenido relevante; o sea, la profesión de comunicar.

Si no, mucho hablar y poco regar.

Si se appiza la información, o se hace más «mobile web» no se sabe. Por el momento, los innovadores tiran del carro (UMH), mientras el fantasma de la «dependencia político-publicitaria»  igual decide la continuidad de algunas «cabeceras».

El subvencionismo es la enfermedad nacional de España, no la envidia. Porque el gato al agua se lo llevan los de siempre, no engañemos.

La figura del paisano se perdía  en el horizonte dibujado por la charca, encinas y alcornoques.

Entendí su «no conversación» con lo digital. La lluvia no se compra. Pero eso, para los hijos del asfalto, no es una brecha.

Los que somos del mobile first, tenemos otros problemas, según Comscore

 

 

 

 

Y el agua no está en nuestras prioridades «Maslowdianas»

 

 

 

 

Lección del aldeano: Ni  pasto, ni ganado salen del smartphone.

Hay que dejarse la piel, y eso, también hay que enseñarlo con los mejores ejemplos, con las/los inolvidables profesionales, como fueron Verónique Robert  o Clare Hoolingworth, que junto a cientos de redactores anónimos dan sentido a todas las ciencias de la información y el periodismo.

Sin valentía no hay victoria, tampoco información.

Medios cansinos, audiencias revolucionarias

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Siempre pregunto en las aulas de la Universidad por qué nadie lee el periódico. La respuesta siempre es la misma: «no tiene nada que ver con mis intereses«.

No es una crisis del papel, sino de la renuncia a las funciones sociales de la comunicación. Una oferta de contenido que satura la paciencia de la audiencia más revolucionaria de la historia.

Cada mañana los jefes de prensa de los partidos políticos miran si han copado los ránkings de internet y redes sociales, las páginas, las webs, los blogs, las imágenes de televisión y las horas de radio.

La comunicación mediática es, como diría el fiscal, «la cañería» de esta estrategia y al mismo tiempo víctima de la vaciedad, redundancia y rutina dialéctica.

Es el mejor modo de distanciarse de los intereses reales de la audiencia. Someterse al dictado del márketing político y no de la evidencia y las preocupaciones sociales.

La Vanguardia se regala en el cercanías de Barcelona y el Diario Información en los campus de Alicante. Pero casi molesta más que informa y es el crucigrama de la última página lo único que atrae a la gran masa. En sus versiones digitales «venden» lo que ya ha sido pasto de las redes sociales y ciberdiarios.

Los titulares nacionales da la impresión que se hacen a medida de grupos de presión y a cambio de prebendas, no en relación a las demandas informativas de la calle. ¿Ha emergido la industria cultural degradadante de Adorno?

Los que acaban la universidad, no tienen trabajo y son carne de máster; los que entran y no saben si les valen quince años de inglés estudiado en los colegios; los que cobran 500 euros y son «asociados» en el claustro universitario; los que dejan de cotizar y de existir en el mercado laboral a los cincuenta años; los que llegan sin papeles y se van para saltar otros muros; los que no pueden pagar cada mes 200 euros de luz, agua y gas; los que barraconean en colegios; los que no tienen cama en el hospital ni donde pasar su vida dependiente en un centro sociosanitario…

Y así haríamos una lista interminable de necesidades eclipsadas por la última excentricidad política.

Desde hace años La Verdad de Murcia suele fotografiar la chapuza de la gestión municipal citando a su responsable y contabilizando los días sin que lleva resuelta. Es un espejismo.

Como en el resto de la prensa, los titulares de presunta corrupción, o del mismo  alcalde de Cartagena; ciego ante sus miserias locales, rellenan el papel con debates estériles.

Recientemente en una entrevista en Radio Nacional de España a una senadora de ERC, se dejaba entrever la cansina cantinela: «Si no ganamos el referéndum, pues seguiríamos porque el objetivo es una Cataluña independiente»…

Claro , un bucle infinito de taladreo informativo del que no nos libraremos nunca.

Quizá una ley que evite los oxímoron ideológicos  en los programas políticos electorales -a favor para cobrar y en contra del sistema para medrar-nos salvaría del rapto del interés social.

Mucho que ver las ayudas oficiales. Lluvia de de euros para los grandes, donde la sequía de fórmulas atractivas para los lectores es más pertinaz que nunca. El ejemplo de Cataluña es evidente.

En manos de los bancos por sus deudas, (Alfonso de la Quintana), los diarios tienen que satisfacer la presión de la cleptocracia al mismo tiempo, o posiblemente del capricho manipulador totalitario. Un clásico.

¿El bajo índice de lectura no será  por  un bajo índice de interés merecido?

La relación es evidente.

El empoderamiento está en los públicos, no en las editoras.

S.O.S: Brecha digital y brecha profesional.

gonzalez.pacanowskiExcelente el análisis de diversos expertos sobre el «empoderamiento digital» y su brecha – con sus luces y sombras- que publica en su último número  la revista EPI.

Especialmente resulta inquietante la observación de uno de sus autores, Andreu Casero: » Aquellos que ocupan posiciones sociales privilegiadas, por su nivel educativo, y usan más internet, parten con ventaja frente a aquellos que no y, con ello, su preeminencia se refuerza».

El viejo tema de la «brecha digital» es tan antiguo como la capacidad adquisitiva y el acceso a la información, preocupación que existía en los inicios de la investigación en comunicación en Europa. Pero hoy, por la alfabetización y la potencia tecnológica, se hace más evidente.

La misma publicación ofrecía recientemente otro análisis espectacular a cargo de Jorge Serrano, sobre lo que evolucionará en el escenario mediático próximamente: auge de la inteligencia artificial, inmediatez, personalización, big data, internet de las cosas, y variedad de tipos y canales de interacción.

Bien, estos enfoques serios nos ayudan y son el mejor exponente que se puede encontrar desde el ámbito académico.

El problema está en que la basura informativa también crece exponencialmente, lo que unido a la brecha y la sofistificación tecnológica, sin olvidar el márketing y la manipulación, o el monopolismo googeliano,  nos sitúa en un presa de pantano a punto de resquebrajarse.

¿Quién pierde y gana? Una viñeta genial de Matt Wuerker pega una bofetada ninja a los medios, a los comunicadores, a las universidades, a los investigadores y a los predicadores de la ética profesional.

¿Sabremos si lo que leeremos mañana es publicidad, una noticia robot, una campaña SEO, un fake, o una estrategia de linchamiento digital?

Demasiados cambios en los modelos de comunicación tradicionales y demasiados actores interesados en aprovechar la pureza de la verdad.  El poder de la realidad está vigente. El reto será preservarlo antes de que otros la desnaturalicen.

Felicidades EPI.

Nuevos medios 3.0 y realidad virtual

realidad virtual toni gonzalez pacanowski
realidad virtual

La realidad virtual está avanzando en el periodismo, sin embargo, el medio emergente de realidad virtual todavía no es dominante. Las nuevas generaciones de profesionales tienen una nueva sensibilidad con este fenómeno ¿Cambiará la forma de relatar y contar las noticias?

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SEO, Visibilidad y Comunicación en la Universidad de Alicante

Alicante: Jornada SEO y Comunicación 2015

Visibilidad, Posicionamiento en Buscadores y Web Social
Cibermedios y Sitios Intensivos en Contenidos

Data: 13 nov. 2015
Hora: 09:00 -13:30
Lloc: Universidad de Alicante Salón de Grados Facultad Ciencias Económicas y Empresariales

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Duopolios, El Español y los últimos dinosaurios

duopolios
Duopolios, El Español y los últimos dinosaurios

Situados ya en el sprint final de este 2015, el 85 por ciento del mercado publicitario de medios en España está en manos de Mediaset y Atresmedia. El duopolio se lleva la palma y el sector de prensa sigue camino de la jubilación forzosa. Mientras, los experimentos con gaseosa, como El Español de Pedro J. Ramírez, salen a la luz en busca de un nuevo mundo donde encontrar vida. Lejos están, pero valor no les falta.

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Grupo Vocento busca novia, abstenerse endeudadas

Que Vocento haya mejorado sus ingresos por publicidad es lo que se esperaba en el primer semestre de este año. Sí ha entrado en beneficios, también, pero todavía debe casi tres veces lo que gana (ratio de apalancamiento de 2,7 sobre EBITDA).

Por la vía de apretarse el cinturón todo el mundo adelgaza, pero al mismo tiempo hay que hacer un poco de ejercicio ¿Nuevos proyectos de alcance, inversiones, innovaciones? Que se sepa, no. Continuar leyendo «Grupo Vocento busca novia, abstenerse endeudadas»