Es simple. Detrás de cada noticia vinculada a una corporación, empresa o partido político hay una planificación de los mensajes. Una de las estrategias consiste en provocar el máximo lagrimeo posible, o victimización hasta llegar al final de la película. Queda garantizado el debate justo/injusto. Es la teoría de la cebolla informativa.
Caso condenados del «procés«: Primero, doy un golpe de Estado buscando el reparto del botín. No lo logro. Voy a la cárcel, «exilio saunero» y cuando salgo, me pagan los bancos la multa. Busco un ex-dirigente de La Caixa para gestionarlo ¿No la pagan?, así hasta el infinito y mas allá.
Caso energía por las nubes: Primero anuncio el subidón. Después bajo los impuestos, para luego dejar en evidencia que quien se lo lleva crudo son los accionistas extranjeros (debate por activar).
Caso bilingüismo–inmersión lingüística: 40 años de dictadura docente lingüística que obliga a 18 años a estudiar lenguas que de nada sirven en el extranjero. Resultado: trabajadores menos competitivos. La culpa era de Franco. Ahora, la responsabilidad es del nacionalismo o la ultraderecha, según se mire. Resultado: debate eterno y titulares para mantener el mercado electoral.
Caso pandemia COVID: Un informe oficial de febrero del año 2020 advierte del riesgo de contagio y peligro del COVID. Desde entonces hasta ahora, todo es un sacar petróleo de acusaciones cruzadas. Y seguirá.
Y así ponga usted todos los casos donde tiene que haber buenos y malos y siempre hay una nuevo capítulo para llorar de emoción o risa.
Vamos a comer cebollas informativas toda la vida. Vamos a tener que aguantar medias verdades hasta que sus impulsores saquen todo el rendimiento manipulador.
Los medios compran los titulares y los revenden. Sin embargo, en la procesión de plañideros mediáticos hay quien no entra en el juego y reinventa con otra perspectiva. Son en numerosas ocasiones tuiteros outsiders del sistema.
Antes te comías la cebolla, hoy la tortilla te la sirven con opciones. Busquen en la Red quien la guisa con su sabor tradicional. Dejará de llorar en el caso de que haya encontrado un puesto de trabajo, o dormir en el banco del parque a sus cincuenta y pico tacos.
De todos los problemas sanitarios que he conocido en el mundo de la comunicación médica (y sigo aprendiendo), jamás hubiera pensado que el COVID 19 nos hubiera cogido por sorpresa.
Hemos vivido el VIH durante años intentando reducir la carga viral a niveles indetectables y pensábamos que nada peor podría suceder.
Nos hemos acostumbrado al cáncer, a la ELA, a las enfermedades neurodegenerativas con resignación. Hemos visto intoxicaciones masivas, brotes epidémicos, el fantasma del Ébola.
Convivimos con ello, pero nunca sospechamos que nos harían pedazos el nivel de flotación.
Este virus ha entrado con una guerra relámpago destrozando cualquier posibilidad de reacción inmediata. Los países que han podido poner sus murallas a punto lo han hecho. Sin embargo, España e Italia han caído y ahora resisten en la fase de la meseta de la curva.
El espanto y la desgracia de las muertes diarias y los dramas familiares no son un programa de televisión. Es una guerra nuclear, directa al eje más vulnerable del sistema sanitario y endiabladamente cambiante.
Cuando parecía atacar selectivamente, resulta que se ceba en toda la población general.
Sin perspectiva, es difícil todavía hacer valoraciones objetivas, pero hay interrogantes que plantearse.
¿Un virus «espontáneo» puede desencadenar su acción masivamente de un modo encapsulado en una supuesta gripe y «engañando» al organismo, provocando el desconcierto terapéutico sin distinción de edad u otros factores en pleno siglo XXI?
2. ¿Cómo es posible que su diseño, sí , su diseño,- no parece «natural»- sea tan conocido de un día para otro y se anuncien vacunas?
3. ¿Cómo ha sido posible que en el minuto uno de la infección la OMS no tuviera la autoridad suficiente para obligar al cierre de fronteras? ¿Debe replantarse su poder coercitivo?
4. ¿Existe un desconocimiento total de la Administración del Estado de los recursos de ucis y de detección precoz con PCR en España?
5. ¿Mantenemos un sistema sanitario con sistemas de vigilancia epidemiológicos lentos y descoordinados entre sí?
6. ¿La intervención del Gobierno ha sido muy lenta y sin capacidad de actuar con eficacia y rapidez? ¿Son sus gestores ineptos?
7. ¿Por qué numerosos comercios asiáticos y de restauración cerraron «por vacaciones» al declararse el brote en China, mientras que el resto siguieron activos en España?
8. ¿Por qué nadie ha coordinado el traslado de los pacientes más mayores a ucis con recursos entre comunidades autónomas?
9. ¿Por qué se lanzó a los sanitarios sin protección a esta guerra sin medios sabiendo que es la primera linea de fuego?
10. ¿Por qué España no tiene una industria sanitaria capaz de abastecer al país en momentos críticos?
11. ¿Por qué al frente de la crisis sanitaria más grave de nuestra historia moderna sigue al frente un gabinete político y no un comité de crisis?
12. ¿Por qué no se actuó sobre los grupos de máximo riesgo de transmisión cribando selectivamente con test en una primera fase?
13. ¿Quien paga los platos rotos? ¿El país que provoca el inicio de la transmisión de la infección o los que no supieron actuar a tiempo?
14. ¿Cómo será la prevención de pandemias a partir de ahora? ¿Es mejor pasar página y dejar que los riesgos continúen?
Toda crisis lleva a cometer errores. Esperemos que estas preguntas puedan servir para no perpetuar los actuales.
Como testimonio más cualificado aconsejo las declaraciones de Montagnier: El virus fue diseñado.
En estos tiempos de pandemia por el coronavirus covid19, viene bien recordar las lecciones de un gran serie televisiva: «The last ship»
Para el mundo de la comunicación esa serie demuestra que los bulos y las mentiras pueden bloquear los intentos de mejorar el estado de salud y provocar guerras.
De hecho, la serie postapocalíptica plantea un escenario de enfrentamiento mundial. Facciones que utilizan a los inmunes para lograr sus propósitos y sátrapas que ven una oportunidad para esclavizar civiles.
Muy lejos de esa situación de caos total, es interesante saber cómo actúa el líder y protagonista de la serie para lograr la solución.
Básicamente, transmite confianza en la victoria, espíritu de sacrificio y búsqueda de la justicia.
Son tres principios que modulan todos sus mensajes, sus conversaciones, sus tácticas y, en definitiva, sus decisiones.
En cuanto a la estrategia sanitaria, el barco «USS Nathan James» con su tripulación, se convierte en el único elemento capaz de estabilizar la investigación y diseñar una vacuna. Trabaja en red y con escasos medios disponibles.
Ese liderazgo es precisamente el que necesitamos tener en breve: un comité científico global que pueda trazar criterios coordinados entre países para erradicar la pandemia con autoridad.
Esta serie no es muy recomendable para los que necesitan un poco de serenidad en estos momentos, pero es de obligada revisión para cualquier dirigente.
Las primeras potencias científicas mundiales como Estados Unidos y China van a liderar la solución, y en ese barco, estamos todos.
¿Pueden las empresas y grandes «players» de la comunicación digital como Google, Telegram y Twitter, entre otras, promover y dar cobijo al enfrentamiento y la violencia social?
Por el momento, sí.
La proliferación de cuentas que organizan grupos subversivos y violentos en las redes no tiene límite. Bajo el aspecto de supuestos colectivos sociales o políticos inofensivos, auténticos terroristas organizan ataques físicos a las fuerzas de seguridad de cualquier Estado para reventar el orden social e institucional.
El anonimato y la experiencia en burlar el control legal permite a estas redes actuar fomentando el linchamiento de personas, sin posibilidad de que los usuarios puedan reclamar la desactivación permanente de dichas cuentas.
Es un desamparo y desprotección total. Ni siquiera Google es capaz de inhabilitar las búsquedas o el posicionamiento de los pirómanos cibernéticos.
Pável Valérievich Dúrov es el propietario de Telegram. Un «anarquista de la red» huido de Rusia y en sus servidores, como en el resto de otras redes, campa cualquier movimiento hacker, piratas informáticos y extorsionadores online. Su fortuna es de 1,7 millardos de dólares. ¿Sigue pensando que es más seguro que WhatsApp?
En un entramado de propiedades tan complejo es difícil saber los intereses políticos de los propietarios. Así lo describe un magnífico artículo publicado recientemente en EL Profesional de la Información:
Si el lector quiere encontrar canales de Telegram repletos de odiadores, puede identificarlos sin problema. Suelen estar linkados a los canales de Twitter. Cualquier evento político en Barcelona o Madrid está plagado.
La ecología y sostenibilidad mediática exige la credibilidad de los canales. Si todo vale en la red, el «fake» será el rey en cuatro días y el terrorismo de contenidos tendrá vía libre para llevar al traste el modelo de comunicación abierto y participativo.
La transformación radical de la economía y los servicios ha llegado a la política. Los «cibergobiernos» están gestándose. La representatividad será más real e inmediata, al mismo tiempo que excluyente con los colectivos sin estrategia del márketing político.
En ese entorno líquido prolifera perfectamente el «tsunazi» digital, constituido por movimientos anónimos, intimidadores , y en ocasiones, descarádamente identificados. Al mismo tiempo, también se autoproclaman en pseudo-jurado popular acosando, coaccionando y agrediendo el mismo poder judicial.
El «tsunazi» necesita la retroalimentación de todos los canales. Las televisiones, radios y prensa pican el anzuelo de las algaradas y linchamientos convocados en las redes sociales, alimentadas por el odio y desprecio. Con la retransmisión de la violencia, muchas veces gratuita, se dispara el tráfico de contenido y el supuesto éxito de visibilidad.
También genera nuevas tribus y fenómenos poblacionales. En el caso de Barcelona, y en el resto de Europa, existe ya el «turismo molotov«. Grupos de camorristas y sociópatas que se trasladan de un país a otro para ir en la primera línea de los ataques violentos.
Se alojan en casa de otros cibermatones y se les puede ver en el metro con su monopatín, smartphone y estética semiperrofláutica.
Viven del gamberrismo y la bronca, pero en pocos días levantan el vuelo y la policía les pierde la pista al cruzar las fronteras.
Es un modelo socio-parasitario, muchas veces con capacidad adquisitiva, que vive de la protección social y autoprocrea continuamente maquillado con la estudiada pose pijo-anarco. Se les pudo ver durante días en Barcelona en las estaciones de tren y en el metro, movilizados perfectamente y viajando en preferente.
Mientras, en la vida real, siguen las listas de espera en los hospitales, colapso de Renfe en el extrarradio, sueldos basura en el ámbito público y privado, aumentos de impuestos confiscatorios sin retorno real, profesionales que ven atropellados sus derechos, colegios en barracones y mendicidad acuciante.
Lo que les importa a los «tsunazis» es incendiar las calles y atentar contra las personas para hacer creer a las audiencias abducidas que acuden a una movilización. Captan menores de edad en sus plataformas y adoctrinan ignorantes en cuestión de segundos.
Posiblemente es la hora de dar la misma medicina a los «tsunazis» de la red y silenciar su propaganda, ningunearlos, o será el final de la comunicación tal y como la entendemos hoy.
A pocas horas de las urnas, Vox ha ganado ya las elecciones en España. No se asusten, es «online».
El gráfico en tiempo real de Google Trends refleja el liderazgo de VOX en interés de búsqueda.
Respecto al posicionamiento parece que se mantiene la tendencia de VOXa ser el líder, atendiendo al índice de Internet República.
Es un fenómeno similar al que tuvo en su momento Podemos en 2016 (Internet República)
El mismo estudio de la agencia refleja que Vox lidera redes sociales, salvo en el sumatorio de todas que gana Podemos, mientras que Ciudadanos lidera en las visualizaciones de Youtube.
No refleja intención de voto, pero sí la tendencia en relevancia.
Analicemos el fenómeno.
Su estrategia se ha basado en la interacción mediante el debate en temas diferenciales y polémicos en las distintas redes .
El engagement ha sido crucial y le ha favorecido la «picada de anzuelo» de los medios de comunicación:
El escenario ha retroalimentado todos los canales y mensajes.
Tenemos de todo: Santiago Abascal, líder de Vox, se lleva por delante la audiencia en El Homiguero, lo que contrasta con periodistas como Julia Otero, (El Hormiguero), que parecen vivir otra realidad.
El señalamiento de españoles con nombre y apellidos por parte del líder de ERC, Gabriel Rufián, que ha quedado impune por la Junta Electoral, es el mismo error que ha vuelto a cometer el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
No han faltado los activistas/ linchadores en Telegram, ni los cortadores de autopistas en el street marketing con el Tsunami Democratic.
Mientras todavía humean los contenedores, hay tweets de todos los estilos:
Ejemplos:
El insulto multidireccional de Xavier Sala
«Junts pel Sou» o «Esquerra Republicana d’Espanya»! No hi ha res més ridícul que un tio que es pensa que és graciós i no fa MAI gràcia (però q quan surt a la ràdio es passa l’estona rient dels seus propis pseudoacudits). JO SÍ QUE SÉ PERQUÈ VOTARÀS EN BLANC: PERQUÈ ETS UN CRETÍ!! https://t.co/zm1beGTtVH
El santuario de Montserrat y el Valle de los Caídos, el primero para el nacionalismo y el segundo para el PSOE y ultraizquierda, han sido escenarios para manipular las almas. Inútil hostilidad.
Ciudadanos, Errejón y PP.
Ciudadanos tuvo su momentum, pero salió rana el experimento con Valls en Barcelona. Falló su asesor de imagen. Subsanable, pero pasará factura. Inés Arrimadas tiene el carisma mediático, pero el rescate ha llegado tarde.
Cayetana Álvarez de Toledo: El arrepentimiento por abandonar a los españoles bajo el yugo del defraudador Pujol es un cartucho interesante, pero una autocrítica de difícil recorrido a estas alturas.
Pero Vox ya ha ganado las elecciones, al menos online. ¿Hormonados por los haters? es posible, pero real; incluso, inteligente.
Fórmula mixta: no tiene antecedentes, no ha protagonizado la violencia en las calles, sus mensajes son simples y evidentes, su líder es estable emocionalmente, aprovecha el odio contrario y ha vendido bien ser el fajador del nacionalismo, reduciendo protagonismo a Ciudadanos. Además arremete contra la causa objetiva del déficit público: el despilfarro. Le ha robado el mensaje indignado a Podemos.
Pese a que la SEXTA lo venda como antisistema, no se equivocó en la diputación permanente del Congreso de los Diputados cuando pidió la palabra.
La Sexta de Roures, que según el vídeo tiene previsto liquidar a su periodista Ferreras, debería hacérselo mirar, especialmente Ana Pastor y su empresa antifakes Newtral ¿ O Tienen carta blanca de bulos sus cómicos como Dani Mateo o Gran Wyoming para cualquier comentario?
Pequeñas batallas que pueden darle la victoria digital, si bien debe atar corto sus pitbull de sangre caliente.
Hoy de Vox puede ser cualquiera, como Podemos.
Es compatible reducir el mamotreto autonómico con ser progresista; del mismo modo que en Podemos se puede ser comunista y tener un casoplón en Galapagar.
Realidades y esperanzas
Hay 400.000 españoles al borde la pobreza, casi el 20 por ciento de paro. La ecología brilla por su ausencia. El Mar Menor ha muerto, la DANA arrasa , las ciudades son irrespirables, China y Estados Unidos dan la espalda a Europa…¿el problema es Cataluña?
El aparato propagandista político se ha diseñado para la diferenciación de marca, hasta el punto que el problema no es lo social, sino la propia política.
¿Necesitamos inteligencia emocional en la comunicación de las campañas? Posiblemente las soluciones vienen del hemisferio derecho. El izquierdo solo lleva a racionalizar y allí no encontramos la solución.
«Kill your hater and keep calm» debería ser el lema, pero no.
Hostilidad, revancha, victimismo, populismo, desmemoria y excarcelación. Círculo vicioso, mientras se quema el monte, las pateras no cesan y las mafias hacen su agosto.
Fascista, machista, comunista, fuerzas de represión, presos políticos, derecho de autodeterminación, CDR, …vocabulario oxidado, vacío y demasiadas concesiones mediáticas a la esterilidad intelectual de mucho «influencer» a sueldo.
El último informe de IAB sobre redes sociales en España es rompedor. El «people channel», el canal de la gente, sube, madura y es la condición para el éxito de cualquier acción de comunicación.
Utilizar los medios de comunicación para lanzar lo que se denomina «fakes«;o sea, bulos, es una práctica que puede llevar al traste países y declarar guerras.
Pero el asunto se ha convertido en algo exponencial.
Pablo Iglesias dijo en un mitin: «una democracia digna no acepta limosnas de millonarios» y «no se puede consentir que la salud de nuestros hijos o de nuestros padres dependan de las limosnas de un multimillonario».
NUNCA dijo «los españoles prefieren morir antes que ser sanados con limosnas de Amancio Ortega«.
El ex-candidato podemita de Denia, y no es fake, comentó descarnadamente a propósito de su ex-líder: «convendría que se callara la puta boca». Y se marchó.
Primera lección: El que desprecia al generoso demuestra su egoísmo.
Los errores en comunicación se pagan. El problema reside en que pocos los intuyen.
Se decía con tiempo en este blog: la España interior será tema en las elecciones. Y duró unos días hasta que acabó la dialéctica electoral.
En el transcurso de estas últimas elecciones municipales/generales/europeas/autonómicas hemos visto algunos mensajes a destiempo.
Greenpeace quiso poner en el tapete la conciencia verde, pero quedó diluida. En ese momento, el PACMA quisó llevarse el pastel del voto alternativo naturalista: error. Van en el mismo paquete. Desperdicio de ilusión de planeta limpio y con animales empoderados.
Al final, los mensajes de campaña ha sido fuego de alto standing. Ha quedado entre ellos. Entre cabezas de lista. Y el que menos tenía que perder, las ha ganado.
Resultado: el jubilado no sabe si cobrará más o menos; el autónomo todavía busca las ventajas prometidas; los colegiales, en los barracones sin saber hasta cuando y las universidades y hospitales públicos con una miserable dotación económica y de recursos todavía.
La supuesta derecha centralizada ha pagado su error más caro que nadie. Incapaces de coaligarse, tiró cada burro por su lado. Resultado: donde antes le costaba al PP alcanzar un concejal, hoy lo ha perdido.
La Junta Electoral Central, sublime organismo que vela por la democracia y juego limpio, obvió analizar el principal objetivo de algunos programas políticos: destrucción del estado español.
Legal, aunque incoherente si se pretende comer de lo que se odia.
ERC, Bildu, PNV y JxC vivirán otros cuatro años con los impuestos de los que pretenden anexionarse; curioso.
Nunca multa por la intimidación en las calles cuando los resentidos arrasan las carpas de la competencia. Al menos, le dijo a Torra que las pancartas eran para el verano. Ahora toca girarlas.
Presentar presos en las listas le ha funcionado al tuitero Rufián. Pero es trampa, es un sarcasmo de sí mismo. Una lista «fake» basada en agitar y enmarranar las reglas del juego. No tiene intención de arreglar nada, sólo liarla hasta el infinito con un discurso vacío y estereotipado.
En Cataluña hay quien sigue vendiendo el Lebensraun y la colonización cultural, como Plataforma per la Llengua. Otros le bailan el agua a los huidos por si acaso y TV3 no será nunca un ente independiente. Las cosas no van a cambiar. El Colegio de Periodistas de Cataluña organiza cursos para aprender a informar de la derecha, aunque la principal máquina de procrear fakes y provocar situaciones de conflicto se llama Puigdemont ( de derechas, y aliado de xenófobos belgas, por cierto).
Otros, como la ANC, toman el control de la Cámara de Comercio de Barcelona, como si tuvieran algo que aportar realmente a la economía al margen de su irracionalidad.
En cualquier caso, logren ser indultados o no, el independentismo de casta izquierda/derecha y visa oro ha hecho que se vote con el lado hooligan del cerebro.
Excelente manipulación psicológica desde todos los frentes. Con el estiércol mediático han construido una causa. No es fácil.
Para enmarcar:
Cuenta el tío de Rafa Nadal , su entrenador, que un buen día se encontró a cierta política en el avión. La oda a los valores deportivos del tenista salieron a relucir en las palabras de la gobernante. Que si el respeto siempre a todo el mundo, el juego limpio con sus contrarios etc, etc, etc.
El entrenador le metió un smash. Le vino a decir que ya le valdría a ella y sus compadres de profesión aplicarse el cuento.
Pues eso.
Las lecciones de ciudadanía las dan los ciudadanos: siempre.