¿Una biblia por nueve millones de dólares en Amazon, o una isla por 52 millones de dólares en Alibaba?
Facebook y Google se han cansado de ver como los reyes del e-commerce viven de su tráfico sin obtener nada a cambio.
A partir de ahora, el icono del carrito estará en su buscador y en su Facebook en cuanto los servidores olfateen que ha estado ojeando el último Iphone.
Facebook lleva dos trimestres consecutivos de bajada de beneficio. No es nada, un nueve por ciento menos. WhatsApp, la aplicación para fotos Instagram y el visor de realidad virtual Oculus Rift son sus principales costes, más bien inversiones.
Hay que poner la casa a punto. La publicidad digital en Facebook generará cerca de 60.000 millones de dólares a finales de 2015, según eMarketer, un mercado que mueve globalmente 350.000 millones de dólares. Con 1.490 millones de usuarios activos se pueden comercializar muchas cosas.
Pero lo que Facebook busca es crecer con el e-commerce a través de sus canales, ya no le vale solo la publicidad.
Google, que ha ganado un once por ciento más, 3.930 millones de dólares en el último trimestre, tiene el liderazgo de la publicidad online, especialmente por la potencia de Youtube.
La compra de productos de entretenimiento y de aplicaciones mediante su plataforma es ya habitual, pero hasta ahora no se había extendido a todos los sectores con el buscador.
Dispone de plataformas como Google Business con el comercio virtualizado y Google Maps para decirle dónde debe comprar a mejor precio, a tres minutos de su casa, o con el envío a domicilio de la empresa que más le convenza.
Además, ha descartado Google + en su estrategia. Ello implica menos costes y centrarse en su principal valor, el buscador.
El hecho es un aviso para todo el sector. Los grandes quieren vender, ser la puerta de entrada al mejor precio directamente, y no solo mirar cómo interactúan los cientos de millones de usuarios.
Se abren dos incógnitas
1. ¿Cuánto estarán dispuestos a pagar los vendedores por tener visibilidad en Google y Facebook?
2. Amazon, E-bay y Alibaba podrían ver afectado su potencial, incluso plantearse la transformación de su negocio.
Si todas las redes sociales siguen el mismo camino, podríamos estar ante una auténtica guerra de posicionamiento, o quizá de usuarios, cuyo anonimato y privacidad podría desaparecer completamente.
Por otro lado, los que utilizaban su audiencia, como los medios de comunicación -sin ser red social- para obtener una rentabilidad con sus propias plataformas de venta de productos, también podrían ver mermados sus ingresos ¿Irán a llorar otra vez a Google?
Hagan sus pujas. Mañana podrían convertirse en millonarios con su vieja edición de El Quijote, o enseñando un vídeo de su huerto familiar. Es cuestión de posicionarse, o de pagar la apuesta.