Son las once de la mañana. Ha leído los periódicos en el chiringuito de siempre, intercambiado tres frases con los paisanos y comienza una dura jornada de reflexión, siesta y sangría.
Se encuentra a orillas de una playa murciana, o junto al Manzanares, y está a punto de conectar su dispositivo, probablemente una tablet o su smartphone.
Su hija ha decidido tatuarse un QR en el brazo y la desgracia ha disparado todas las alarmas. Siente indignación.
Nunca ha tenido tiempo para estas tonterías, pero ha decidido que hoy todos sus contactos leerán su primer «tuit», o «estado» de Facebook.
No lo haga.
Antes, lea detenidamente estas instrucciones:
- Empatizar: un texto comunica. En la medida que se escribe pensando en la audiencia, se descodifica mejor.
- Enfatizar: un punto de pasión. Las palabras sin emoción aburren. El mensaje que no ilusiona, no transforma.
- Categorizar: primero, enganchar. Segundo, hipnotizar.
- Tiempo: revisar antes de compartir. Nadie sale de casa sin mirarse al espejo.
- Focalizar: nadie puede cazar dos liebres al mismo tiempo. Una idea, un mensaje.
- Respetar: escribir con valentía, sin caer en la grosería.
- Agradecer: al que nos redifunde, recompensar. Al que insulta, ignorar.